Hace días, el padre de la criatura, en uno de sus raptus metafísicos, hizo una pregunta al piccolo: “¿Qué es lo que más te gusta de la vida?”. La cara del piccolo era un poema. La mía un signo de interrogación. El padre de la criatura mantenía una expresión tranquila, convencido de que aquella pregunta que había lanzado como una granada era de lo más superficial.
“Vamos, es fácil… ¿hay algo que te guste mucho? ¿Te gustan, por ejemplo, tu papá y tu mamá?”, lo alienta el padre de la criatura. Yo, negligente y despreocupada, miro al techo.
“Chocolate y pizza”, dice por fin el piccolo.
“¡Muy bien! Y después del chocolate y de la pizza ¿qué es lo que más te gusta?”, insiste implacable el padre de la criatura.
“El exprimidor”, dice contento el piccolo.
“¿Y papá y mamá no te gustan?”, continúa presionando en un tono de súplica el padre de la criatura...
El piccolo, levanta la ceja, nos mira a los dos, y dice: “El exprimidor carino. Yo ora voy a jugá” (= El exprimidor es bonito y al menos no me hace este tipo de preguntas en las que buscáis una recompensa a vuestra labor como progenitores. Yo ahora voy a jugar y aquí os dejo, meditabundos y consternados), responde ingrato el piccolo antes de irse con su exprimidor amarillo a la otra habitación.
Le das el pecho durante dos años y medio, le limpias toneladas de caca, le haces pedorretas en la barriga porque sabes que se ríe a carcajada, le haces cientos de masajes relajantes porque sabes que se le encantan, le preparas lentejas para merendar porque últimamente es su comida preferida, le dibujas trece mil quinientos veinticuatro campanarios al día porque es su última obsesión, le construyes otros ocho mil doscientas quince torres con sus piezas de construcción, le lees las historias de Pimpa y de los Barbapapá con voz de falsetto, bailas con él delante de la ventana porque sabes que en el fondo es un pelín exhibicionista, te armas de quintales de paciencia cuando, a las dos de la mañana, decide que es buen momento para cantar la canción del asereje…
Y todo esto para que el chocolate y un exprimidor amarillo ocupen las primeras posiciones en el podio de los deleites de la vida de tu piccolo…
Esto nos pasa por preguntar…